Sagres

En la esquina suroeste de Europa el antiguo Promuntirium Sacrum es un altiplano triangular, con vertientes marítimas cortadas por acantilados y cuyo vértice suroeste se bifurca en varios cabos, como el cabo de São Vicente, la punta de Sagres y la punta de la Atalaia. Los textos de la Antigüedad Clásica describen estos parajes como una finisterra envuelta en neblinas y sumergida en el misterio de las incertidumbres oceánicas.

Tradicionalmente, los naturales de esta región no se consideraban a sí mismos del Algarve, ni tampoco las poblaciones vecinas los tenían como tal. En esta región se conocen restos de asentamientos prehistóricos y destaca la impresionante cantidad de menhires del Neolítico.

El cabo fue ocupado por comunidades con una organización política más compleja y estratificada, y desde principios del 1000 a. C., estas comunidades entraron en contacto con los mercaderes fenicios. Cuando los productos del entonces Extremo Occidente empiezan a atraer, de forma regular, a los navegantes del Mediterráneo, Sagres entra definitivamente en la historia y en la leyenda del Viejo Mundo como un enclave consagrado a los dioses. Se cuenta que en el siglo VIII y de acuerdo con esta tradición sagrada, los restos mortales de San Vicente Mártir fueron traídos desde Valencia y depositados en la Iglesia del Cuervo. Tres siglos más tarde, en 1443, Enrique el Navegante obtiene el permiso de la Corona para fundar una villa en Punta de Sagres.