Huelva
Al entrar en la ciudad de Huelva, se accede a una cultura milenaria. Bajo sus calles yace la civilización tartésica (siglos VIII a VI a. C.), y desde entonces su historia está unida a la extracción y transformación de minerales. La necrópolis de La Joya ha revelado la riqueza y antigüedad de la presencia de Tartessos. La Beturia romana abarcaba el territorio entre el río Anas (Guadiana) y el río Betis (Guadalquivir). La Onuba Aestuaria, que citan Ptolomeo y Plinio, llegó a tener suficiente importancia como para acuñar moneda propia.
En el año 713 es conquistada por los musulmanes, que la llaman Welba, y esta denominación andalusí es la que ha perdurado; fue reino de taifa independiente hacia 1032, junto a Niebla, Silves y Saltés, con la dinastía de los Bekríes, señores de Huelva y Saltés.
Por sus calles aún se respira la atmósfera primigenia de los descubrimientos, pues aquí nació gran parte de la gesta americana, con fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena que, desde el monasterio de la Rábida alientan los esfuerzos de Colón; las naves que parten, sin saberlo, hacia el Nuevo Mundo, son onubenses, así como gran parte de su tripulación.
En 1833, Javier de Burgos nombra a la ciudad capital de la provincia del mismo nombre, y este hecho, junto a la llegada a Riotinto de compañías mineras inglesas en 1873, sitúa a Huelva en un proceso de desarrollo demográfico e industrial que durará siglo y medio. Entrado el siglo XXI, Huelva se nos presenta como una ciudad abierta, dinámica en la que las compras, la cultura y su prestigiosa gastronomía se dan la mano para hacer de su visita una experiencia a repetir.