Albufeira
La luminosa Albufeira se ciñe al mar. En la al-Buhera andalusí se construyen fortificaciones que la convierten en una importante defensa de los musulmanes frente a los cristianos. Sin embargo, en 1250 Alfonso III conquistó la villa con más de 200 caballeros y esta fue incorporada al reino del Algarve.
La muralla de la Medina rodeaba el casco antiguo, con sus callejuelas antiguas y su caserío. En su origen tenía tres puertas y nueve torres de las que hoy en día sólo se pueden contemplar una torre en ruinas, parte de la Puerta de Santa Ana y una torre defensiva de la puerta norte. Frente al Museo Arqueológico se conservan restos de la Alcazaba, que posiblemente tienen su origen en un hisn de época Omeya.
Por la Rua Henrique Calado se llega a la Misericórdia, institución fundada en 1499 como Hospital, Hospedería y Capilla, fue inicialmente templo de uso exclusivo para el Pazo de los Gobernadores. En el Patio da Câmara aún se pueden ver restos de un templo tardo-gótico, la Iglesia de Santa María, antigua parroquia de Albufeira que fue levantada en el mismo lugar donde antes se erigía la mezquita y que fue devastada por el terremoto de 1755. A propósito de la gastronomía de Albufeira, destacan naturalmente los sabores del mar, con una gran presencia de sardina, rodaballo, lenguado y marisco fresco.